miércoles, 7 de mayo de 2008

LA REVOLUCIÓN INTESTINAL. Carlos Manciniti

Revolución intestinal, La
En Rústica, 176 pp.


La Revolución Intestinal, de Carlos Manciniti.

El nuevo libro de de la Manija Ediciones. Carlos Manciniti, sociólogo autodidacta, nos brinda un análisis minucioso sobre los poderes del intestino. Desde los catorce años sentía una pasión y una simbiosis muy personal con éste órgano tan importante para el ser humano, dispara el autor en el prólogo, y agrega: y no podía dejar de compartirlo con la comunidad, éstas cosas no se guardan.

Dividido en dos secciones, Los poderes del intestino e Intestinto. Revolución, pensamiento y gestación, plantea las proyecciones de éste órgano tanto en el plano espiritual como material. Saber escuchar al intestino no es tarea fácil, pero, sin embargo, ahí se gestan la mayoría de las grandes ideas. Lo que daría por estudiar y tener un pedacito del intestino de hombres importantes como Marx, Einstein, o el de Hitler. Aunque el de Hitler sólo por curisosidad, no porque yo tenga malos instintos, ironiza el autor.

Indispensable en cualquier biblioteca, La Revolución Intestinal rompe con una tradición sociológica y hasta con una biológica, abriendo desmesuradamente las puertas del conocimiento, aunque no sólo en el ámbito científico, sino también al ama de casa, que también tiene que entender que todos tenemos intestino y, por ende, capacidad de crear; agregando, desafiante: y me voy a hacer cargo de cualquier brote o revolución, y hasta de hipócritas falsaciones que nunca faltan, que se le hicieran o hicieren a éste libro. Sé lo que va a generar, por eso me voy a hacer cargo, amenaza Carlos Manciniti.

1 comentario:

unServidor dijo...

En el primer capítulo del libro "Tras el alambrado de Martín García", Alcides Greca cuenta de cuando las fuerzas golpistas de Uriburu lo apresaron por el "delito" de estar preparando una revolución para el retorno de la democracia a la Argentina. Y ahí mismo el santafecino cuenta que, sinceramente, en ese momento la única revolución de la que tenía noticias era la que tenía en sus intestinos.

Y esto, es verdad aunque ud. no lo crea.