A mí me mordió...
En rústica, 328 pp
A mí me mordió un perro y qué. Historias de un sobreviviente, de Marcos Tabla
Sí, me mordió un Cocker a los seis. Y el canario de mi abuelo me picó a los trece un día Martes que se me escapó de la jaula mientras le daba de comer. Pero, como me ven, acá estoy: firme como clavo de techo. Marcos Tabla, nos cuenta en este testimonio el proceso de autosuperación personal "que llevamos junto con un equipo de psicólogos, un Clown, un plomero que me hacía compañía y me daba charla, y una señora que tejía todo el día en el living, para rellenar, ¿no?", confiesa. "No es fácil despertarte a la mañana y recordar al asesino que me mordió en el dedo índice. Encima yo en la habitación tengo un cuadro de un perrito que pintó mi mamá y me da lástima sacarlo... y, claro, hay que estar en esta situación fóbica bipolar... porque, en definitiva, lo que tuve que buscar, es una nueva convivencia, un punto de equilibro", sostiene Marcos.
Tabla narra en este libro el proceso por el cuál comenzó a superar los problemas de la mordedura del cocker, "uno de los hechos más diabólicos que a un hombre le puede suceder". Ya con dotes de profesor, nos enseña: "La clave está en que entre todos sostuvimos mi conciencia y apuntamos a mi bienestar, que, en éste caso, es lo que más importa".
Marcos tampóco dice que el asunto sea fácil, aunque nos cuenta, no sin cierta poesía, el diagnóstico de la situación y posibles vertientes para resolverla: "Una situación muy áspera... tan áspera como inodoro de cemento", concluye, y agrega "pero, que, con un poco de amor y tolerancia, se lo puede suavizar con una manito de barniz y un tarrito de optimismo".
Un libro exquisito, rico por todos lados: desde la educación y enseñanza que transmite, hasta la profunda simbiosis que el lector siente en su lectura.
El libro cuenta con 90 ilustraciones representativas del ataque, 45 de lo que él dice haber visto, y 45 de lo que vió un amigo suyo, el único testigo, Matías. Además, de bonus, y en especial para la colección
de la manija sonoros, incluye, cuando uno abre la tapa, el sonido de un grito que grabó Marcos simulando el que hizo, en sus seis años, en el momento de la mordedura.