miércoles, 13 de agosto de 2008

MANIFIESTO CAPITALISTA. POR UNA PLUSVALÍA JUSTA. Clarin Josman

Manifiesto Capitalista.
Por una plusvalía justa,
En rústica, 408 pp.

"Capitalistas del mundo, ¡desuníos!", pregona Josman. "Reventáis en monopolios y destruyáis, con amor, los unos a los otros". agrega.

Clarin Josman no niega su pasado: "Yo sé lo que es estar en un laburo de negros... y, aunque pude salir, entiendo que es parte del sistema", comienza el autor que, sorprendido, confiesa "mientras me fumo una pipa negra casualmente".
"La "papa" está en tratar de crecer y ahorrar, pero siempre va a ser necesaria esa plusvalía sana, sino nadie tendría LCD, impresoras láser, o celulares con cámara... lo que sería notablemente peor", concluye.

Washingtondcense de origen, nos cuenta que es posible encontrar un conformismo en "ésta clase social automarginada", aunque siempre preocupado por el panorama dificil de los abusos actuales: "No merecen estar tan mal. A mi se me ocurre un reciclaje. Por ejemplo, si el dueño de la fábrica cambia su celular, el anterior no debería dejarlo en el armario. Debería sortearlo entre sus empleados, por ejemplo, para que ellos tengan también acceso ya que, de alguna manera, también son parte de la sociedad. Yo mismo le regalé cuatro Firestone que había cambiado a un mexicanito que pasó el otro día a pedir algo, y no saco chapa de eso, porque así funciona el equilibrio que yo pregono".

Pragmático como pocos, ("no me quedo en los ideales kantistas, descartistas, o hegelistas", diría), incluye una guía para compartir lo que nosotros vamos dejando, "que no está para nada desechable". Actuar y actuar, no quedarnos en las palabras, que van y vienen, o en las meras ideas, es una fuerte postura del autor a lo largo de todo el libro.

"Capitalistas del mundo, el mundo es nuestro. Pero hagámoslo funcionar correctamente. Ésta es la revolución que precisamos. Un equilibro invisible. Un equilibrio sano. Un modelo disitinto del actual. "Una alienación y una plusvalía justas".

martes, 5 de agosto de 2008

A MÍ ME MORDIÓ UN PERRO Y QUÉ. HISTORIAS DE DE UN SOBREVIVIENTE. Marcos Tabla

A mí me mordió...
En rústica, 328 pp


A mí me mordió un perro y qué. Historias de un sobreviviente, de Marcos Tabla

Sí, me mordió un Cocker a los seis. Y el canario de mi abuelo me picó a los trece un día Martes que se me escapó de la jaula mientras le daba de comer. Pero, como me ven, acá estoy: firme como clavo de techo.


Marcos Tabla, nos cuenta en este testimonio el proceso de autosuperación personal "que llevamos junto con un equipo de psicólogos, un Clown, un plomero que me hacía compañía y me daba charla, y una señora que tejía todo el día en el living, para rellenar, ¿no?", confiesa. "No es fácil despertarte a la mañana y recordar al asesino que me mordió en el dedo índice. Encima yo en la habitación tengo un cuadro de un perrito que pintó mi mamá y me da lástima sacarlo... y, claro, hay que estar en esta situación fóbica bipolar... porque, en definitiva, lo que tuve que buscar, es una nueva convivencia, un punto de equilibro", sostiene Marcos.

Tabla narra en este libro el proceso por el cuál comenzó a superar los problemas de la mordedura del cocker, "uno de los hechos más diabólicos que a un hombre le puede suceder". Ya con dotes de profesor, nos enseña: "La clave está en que entre todos sostuvimos mi conciencia y apuntamos a mi bienestar, que, en éste caso, es lo que más importa".

Marcos tampóco dice que el asunto sea fácil, aunque nos cuenta, no sin cierta poesía, el diagnóstico de la situación y posibles vertientes para resolverla: "Una situación muy áspera... tan áspera como inodoro de cemento", concluye, y agrega "pero, que, con un poco de amor y tolerancia, se lo puede suavizar con una manito de barniz y un tarrito de optimismo".

Un libro exquisito, rico por todos lados: desde la educación y enseñanza que transmite, hasta la profunda simbiosis que el lector siente en su lectura.

El libro cuenta con 90 ilustraciones representativas del ataque, 45 de lo que él dice haber visto, y 45 de lo que vió un amigo suyo, el único testigo, Matías. Además, de bonus, y en especial para la colección de la manija sonoros, incluye, cuando uno abre la tapa, el sonido de un grito que grabó Marcos simulando el que hizo, en sus seis años, en el momento de la mordedura.